19/8/14

El boyerito


pintura gauchesca carlos montefusco


EL “BOYERITO”, es en el campo el chico de los mandados y encargado de un sinnúmero de tareas, que aunque parezcan menores, no por ello dejan de ser importantes.
Juntar huevos, traer leña, dar de comer a las gallinas y cerdos, acarrear agua, son algunas de sus labores. En cuanto al tambo, es que da el inicio al traer a las lecheras hasta el corral, luego deberá largar los terneros, manear las vacas, apoyar y por último sujetar los terneros a la mano de la vaca.
Yo que he tenido la suerte de ser docente rural durante más de 30 años, los he visto y recibido en la escuela, cansados, con sus manitos curtidas por el frío y el trabajo, muchas veces mal dormidos, pero sin embargo con asistencia completa, claro, en la escuela era el único lugar donde se juntaba con otros chicos para algo tan importante como aprender: “jugar”.





“BOYERITO DE TAMBO”

Las tres de la madrugada,
fría mañana de mayo,
y el boyerito a caballo
ha comenza’o su jornada.
Blanquea todo la helada,
pero es guapo y no se queja,
la gorra hasta las orejas,
un ponchito remendado
y para el campo ha rumbeado
en su yegua mansa y vieja.

Es su trabajo primero
encerrar a las lecheras
que en fila por la tranquera
se acercan hasta el “chiquero”,
allí balan los terneros
toda la noche encerrados,
y en cuantito se ha bajado,
las maneas acomoda,
y como están duras todas
las soba en el alambrado.

Ahora le toca apoyar,
ya unas vacas ha maneado,
y los “guachos” que ha largado
van sus madres a buscar.
Un rato los va a dejar
que chupen bien los mamones,
ablandando los pezones,
y enseguida va y los ata
a la mano de la vaca
quedando allí a los tirones.

Y ya la gente tambera
Se acerca pa’ la ordeñada,
la gorra bien encajada;
medias hechas de arpillera,
zuecos de suela y madera
en lugar de la alpargata,
balde abollado de lata
y colgando a la cintura
el blasón de esta cultura
que es el banco de una pata.

El sol que viene asomando,
pinta naranjas y rosas;
la leche fluye espumosa
mientras la van ordeñando
y cuando están terminando,
el chico corre al galpón,
ya se trae de un tirón
los yuguillos, las pecheras
y las riendas y anteojeras
que deja en el carretón.

Dos pecheros trae un peón
que enseguida ata al carro
y así cargado de tarros
se va para la estación.
El chico cierra el galpón;
es cerca del mediodía;
y rebosando alegría
va a la cocina, contento.
Hoy... se ganó su sustento,
mañana será otro día.


Autor: Carlos Ernesto Pieske


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