29/8/14

Luis Landriscina - Contata de dos orillas


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Lista de temas:


01- Borracho con dignidad
02- Vicioso pa'l vino
03- Besos que queman
04- Problemas de ruta
05- Opa en la comisaria
06- Chancha nerviosa
07- Logica infantil
08- Loro rematado
09- Auto antiguo
10- Entretejido
11- Velorio concurrido
12- Nariz por dedo gordo
13- Curva cerrada
14- Horario solar








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José Larralde - Amigo (1970)



jose larralde amigo 1970

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Lista de temas:




01 - Noriando
02 - Pampa Madre
03 - Milonga Pa' Don Antonio
04 - De La Costa
05 - Lo Juro
06 - Desde El Mismo Infinito
07 - De Los Pagos Del Tiempo
08 - Sobre Mi Sombra
09 - Pero Me Suebra Con Eso
10 - La Cañera
11 - Romance De Una Esperanza
12 - En La Noche De Mi Noche
13 - La Familia De Juanito Laguna
14 - Esperanza



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El arte gaucho del cuero crudo - Hilario Faudone

 
 

Prólogo 


Siete son los libros publicados, a partir de 1921, a los que hay que agregar más de 250 notas y artículos de diferentes autores, que se refieren a la artesania criolla del cuero crudo, sea éste sobado o no. Pero este caudal de conocimientos escritos cstá muy lejos de agotar el tema y lo demuestra El arte gaucho del cuero crudo, de nuestro recordado y querido amigo Hilarlo Faudone, quien no pudo ver impresa su obra por haberlo sorprendido la muerte el 25 de febrero de 1997, anticipadamente. 

Lo recopilado por Don Hilario, a lo que se suma lo mucho por él ideado, ha tomado forma gracias al esfuerzo y buena voluntad de su "sobrina nieta" María Beatriz Alasia - Tichi- y algunos de sus múl­tiples alumnos, entre los que se destace cl matrimonio de Italo y Rosa Longoni, sin duda, sus preferi­dos y más sobresalientes.
 

El autor había nacido el 3 de marzo de 1923 en la pequeña localidad de Jerónimo Cortés, muy cercana a la orilla sur de la laguna Mar Chiquita, en la provincia de Córdoba; finalmente se radicó en Sunchales, Santa Fe, donde, como productor rural transcurrió la mayor parte de su existencia. Nieto de piamonteses y criado entre ellos, aún conservaba el acento y la picardía simpática de sus mayores. Precisamente algunos de éstos, sus tíos Bartola y Domingo Astesana lo iniciaron en la artesanía que fue pasión de su vida, (juntamente con lo asimilado en Trenzas ganchas, de López Osornio, al que accedió hacia 1937. De aquí en adelante, se conractó con toda persona que él supiese transitaba el camino de las sogas: y fue así como se vinculó con los grandes sogueros Martín Gómez. Ricardo González (sus ídolos), Alfredo Guraya, Luis Gabriel Marrínez y otros, muchos otros que, aunque de menor nivel, aportaron conocimientos y tam­ biénincorporaron los provenientes del guasquero santafesino.


Tuve la suerte de conocerlo al promediar la década de 1960. Primero fue por carta. Recuerdo que inicíalmenre me hizo llegar. junco con su misiva. una serie de muestras de labores que yo no conocía, todas ellas con su correspondiente denominación y la explicación de cómo llevarlas a cabo.Yo tambíén le pasé algunos trabajos que no le eran familiares y desde aquel inicio, casi semanalmente, nos escribíamos interccambiándonos novedades.

A esa altura ya nos habíamos visitado en nuestros respectivos pagos, y a partir de 1969 él participó en las nueve exposiciones-ferias anuales que se llevaron a cabo en el transcurso de las Exposiciones de Otoño, organizadas por la Asociación Criadores de Caballos Criollos, en el predio de la Sociedad Rural Argentina, en Palermo, Buenos Aires. Allí se reunieron, en esos nueve años, los más destacados artesanos del cuero y fueron esas juntas el momento propicio para conocer colegas, ganar amigos, incorporar y brindar conocimientos y poner a prueba -con sana picardia criolla- la habilidad o el ingenio para descubrir cómo estaban confeccionadas las distintas novedades que cada cual aportaba, novedades que, en el caso de Don Hilario, eran muchas y curiosas.


A él se deben, aparte de las técnicas tradicionales recopiladas en el ámbito de su residencia así como en muchas leguas a la redonda -que eran desconocidas por los guasqceros "porteños"- diferentes labores. De éstas, no puedo dejar de mencionar una trama para tejidos a lezna, entre las muchas presentadas en este libro, que denominó -mosaicos- y que fue inspirada -el autor nos lo dice- en viejos mosaicos que se lucen en antiguas propiedades de la ciudad. 


Otra labor que fue muy bien acogida y adoptada por la mayoría de sus pares fue el retejido "barquero" por tres y tres en su parte central (así es el común y divulgado), pero con dos filas por dos y dos en cada una de las orillas, trama que evita las pasadas por cuatro y cuatro que lo tornan muy -jetón-, las pasadas por uno y uno que, si bien eluden abultamiento. le confieren debilidad. A este especial retejido que se basa en una particular e ingeniosa manera de constituir los pares y luego separarlos afectuosamente y corno un recuerdo hacia el amigo, los aficionados a enredar tientos le decimos «faudoncado».

A lo dicho, podríamos agregar una gran variedad de tejidos, los cuales posiblemente hayan sido inventados por el, pero que también pueden haber sido conocidos por otros que, asimismo los idea­ron. Esto de «inventos» simultáneos es cosa que también se da en ambientes científicos; más aún, yo creo que todo lo que ideamos ya está previsto y existe. Lo que hace el hombre es sacarlo a flote mediante el estudio, la investigación y hasta por mera casualidad.


En El arte del cuero crudo, el aficionado y también el profesional, encontrarán un vasto repertorio de trenzas, bombas, tejidos, retejidos y, especialmente, costurasy tramas para tejer a lezna, especialidades estas dos últimas en las cuales Hilario Faudone puso todo su ingenio creador y volcó al papel con claras explicaciones y prolijos detallados diseños. (No nos olvidemos de que, para tal fin, siguió cursos de dibujo.) 


Mucho me honra el haber sido elegido para prologar este libro de póstuma edición. Sin embargo, mi gran satisfacción y alegría hubiera sido poder hacerlo en vida del autor .

Luis Alberto Flores



 Imágenes del libro:





 
"Así como otros, también yo me angustié pensando que mi vida podría pasar algún día y no quedarían huellas mías en esta tierra, bendita tierra argentina. Nadie puede imaginar que cuando nos llega esa extraña inquietud por trascender y que se instala en el corazón, atraviesaa hueso y médula con fuerza y ya no se puede volver atrás."

 
Hilario Faudone



  


 




"A la mañana siguienteen charcos de agua clara,el sol lava su carailuminando el naciente,bajo un cielo...
Posted by Folkloretube on Sábado, 2 de mayo de 2015

23/8/14

¿Por qué el ser humano dejó de silbar?

hombre caminando mientras silba


A raíz de una pregunta que me hizo mi nieto ayer me hizo pensar: ¿Por qué el hombre abandonó la costumbre de silbar?
Aquellos que tienen más o menos mi edad y que sean memoriosos recordarán como se silbaba en nuestra época.
El silbido es música, que podemos ejecutar hasta aquellos que desconocemos totalmente el pentagrama y los signos que en él se escriben.
El silbido le ha servido al ser humano desde su existencia en este planeta.
El pastor silba para tranquilizar su majada, los arrieros silban para azuzar a su tropa, los leñadores silban para conocer sus posiciones.
En todo pueblo han existido aquellos personajes a los que se conocía por el silbido.
Aquí en Chascomús había un cobrador de rifas, de cuotas de clubes e Instituciones de beneficencia, de apellido Castro, conocido como “El Alegre Silbador”. La gente en sus hogares preparaba el pago cuando escuchaban el silbido acercarse, sin que éste tuviera que tocar el timbre de la casa.
Había silbidos, que nos tranquilizaban, el de la ronda nocturna de la guardia policial, que avisaba el “sin novedad” a sus compañeros.
Los jóvenes y adolescentes también lo hacíamos. Cuando regresábamos a nuestro hogar de los bailes de los sábados, esas callecitas de nuestro pueblo podían dar fe de “nuestra suerte” con el sexo opuesto, sería un silbido triste ante el fracaso... o alegre y victorioso ante un encuentro afortunado. Pero el silbido también tranquilizaba, y ante un tramo oscuro de alguna de esas calles, el “chiflar” nos hacía sentir acompañados, ya no estábamos solos.
En una de mis escuelitas rurales conocí a un “gallego”, Agustín, que colaboraba conmigo en la huerta escolar. Había estado en la guerra civil española y por el hecho de ser menor su tarea era de quintero para proveer alimento a las tropas. Mientras trabajaba agachado en los surcos, yo siempre escuchaba que de su boca salía una respiración pausada, rara. Teniendo miedo de alguna enfermedad pulmonar de este eficiente colaborador, a quien por otra parte apreciaba mucho, un día le pregunté: ¿Agustín, porqué respirás así? A lo que me contestó... “No, yo estoy silbando”. ¿Y porqué no lo haces fuerte, que se escuche? Volví a preguntar... “Porque silbo para mí”. Fue su respuesta.
La cuestión que hoy en día ya no se escucha silbar por las calles, la gente no tiene tiempo... ¿O le faltan ganas? Se los ve presurosos por las calles, apurados, muchas veces con auriculares, audífonos o el celular en los oídos.
El olvido de esa costumbre yo la había notado ya hace tiempo y hace unos años le pregunté a uno de mis hijos, (adolescente en esa época), porque él y sus amigos no silbaban. Su respuesta me dejó pensativo, me contestó: ¡Porque las canciones que nosotros escuchamos no tienen melodías!

Entre los ágiles juncos
silba el viento en la laguna,
y también el sirirí,
cuando vuela hacia la luna.

Silban las balas mortales
en el fragor del combate,
y silba el agua en la pava
si está lista para el mate.

Silba la locomotora,
atravesando los campos
y también silba el canario,
cuando nos brinda su canto.

Nos silba el pecho agitado
si un esfuerzo nos cansó...
Si todo sigue silbando
el Hombre... ¿Se lo olvidó?


Autor: Carlos Ernesto Pieske

22/8/14

Día Mundial del Folklore y del Folklore Argentino

Hoy se conmemora el día mundial del folklore. La música folklórica de Argentina tiene una historia centenaria que encuentra sus raíces en las culturas indígenas originarias.

dia mundial del folklore



El 22 de agosto se conmemora el día mundial del folklore, la palabra "folklor" fue creada por el arqueólogo inglés William John Thoms el 22 de Agosto de 1846. Etimológicamente deriva de "folk" (pueblo, gente, raza) y de "lore" (saber, ciencia) y se designa con ella el "saber popular".

La fecha coincide, en Argentina, con el nacimiento de Juan Bautista Ambrosetti (1865-1917), reconocido como el "padre de la ciencia folklórica".

Es una ciencia que trata las manifestaciones o bienes culturales, ya sea de su vida material y espiritual (costumbres, vestidos, danzas, música, creencias, mitos, etc.) del pueblo, que en él se han arraigado y que han sobrevivido por varias generaciones a la época cultural a la que pertenecen.


¿Cuando un hecho es considerado folklórico?


Cuando es:

Colectivo: Porque deja de ser creación personal al ser incorporado al patrimonio tradicional.

Popular: porque ha sido asimilado por el pueblo (folk).

Empírico: porque se transmite sin que medie una enseñanza escrita o teórica, sino práctica, gestual, a través del ejemplo.

Oral: porque la transmisión se hace oralmente, por experiencia directa de un individuo a otro, de una a otra generación.

Funcional: porque el pueblo solo adopta el hecho folklórico si se identifica con su idiosincrasia, descartando lo que no llene una función en la vida de la comunidad.

Anónimo: porque se desconoce el nombre del autor o autores, que la obra del tiempo ha borrado y se considera como herencia común.

Regional: porque la naturaleza circundante influye en lo folklórico y le da un matiz local, aunque luego se difunda en toda una región, a varias o aún sea adoptado por todo el país.



El folklore en la actualidad se divide en dos modalidades:


Folklore vivo: es aquel que se conserva aún y se practica espontáneamente en la población sin mediar la acción de profesores y escuelas de danzas. Ejemplo: Gato, Chacarera, Zamba, Cueca y muy pocas más.

Folklore extinto: es aquel que no se practica naturalmente, cayeron en desuso, no en el olvido, y constituyen elementos que la obra de los cultores de la tradición trata de revivir.


Historia de la música folclórica de Argentina


La música folklórica de Argentina tiene una historia centenaria que encuentra sus raíces en las culturas indígenas originarias. Tres grandes acontecimientos histórico-culturales la fueron moldeando: la colonización española (siglos XVI-XVIII), la inmigración europea (1850-1930), la migración interna (1930-1980).

Aunque estrictamente «folklore» sólo es aquella expresión cultural que reúne los requisitos de ser anónima, popular y tradicional, en Argentina se conoce como «folklore» o «música folklórica» a la música popular de autor conocido, inspirada en ritmos y estilos característicos de las culturas provinciales, mayormente de raíces indígenas y afro-hispano colonial. Técnicamente, la denominación adecuada es música de proyección folklórica de Argentina.

En Argentina, la música de proyección folklórica, comenzó a adquirir popularidad en los años treinta y cuarenta, en coincidencia con una gran ola de migración interna del campo a la ciudad y de las provincias a Buenos Aires, para instalarse en los años cincuenta, con el «boom del folklore», como género principal de la música popular nacional junto al tango.

En los años sesenta y setenta se expandió la popularidad del «folclore» argentino y se vinculó a otras expresiones similares de América Latina, de la mano de diversos movimientos de renovación musical y lírica, y la aparición de grandes festivales del género, en particular del Festival Nacional de Folclore de Cosquín, uno de los más importantes del mundo en ese campo.

Luego de ser seriamente afectado por la represión cultural impuesta por la dictadura instalada entre 1976-1983, la música folklórica resurgió a partir de la Guerra de las Malvinas de 1982, aunque con expresiones más relacionadas con otros géneros de la música popular argentina y latinoamericana, como el tango, el llamado «rock nacional», la balada romántica latinoamericana, el cuarteto y la cumbia.

La evolución histórica fue conformando cuatro grandes regiones en la música folclórica argentina: la cordobesa-noroeste, la cuyana, la litoraleña y la surera pampeano-patagónica, a su vez influenciadas por, e influyentes en, las culturas musicales de los países fronterizos: Bolivia, sur de Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Atahualpa Yupanqui es unánimemente considerado como el artista más importante de la historia de la música folclórica de la Argentina.



Principales intérpretes de Folklore argentino


Andrés Chazarreta y Atahualpa Yupanqui son considerados los padres del folklore nacional, al haber sido los primeros en sistematizar el rescate de las músicas, las danzas y las voces populares de la Argentina...

El poeta salteño Jaime Dávalos, por su parte, ayudó a enriquecer al folklore con su pluma exquisita.

El cantautor Hernán Figueroa Reyes fue una de las figuras más importantes del "boom" de la música folklórica, que explotó en la década del sesenta y cuyos mayores representantes fueron Mercedes Sosa y Ariel Ramírez, quienes incluyeron en sus repertorios temas característicos de todas las regiones del país y se convirtieron en verdaderos embajadores del folklore autóctono.

Eduardo Falú, Horacio Guarany, José Larralde, el Cuchi Leguizamón, el Chango Rodríguez, Jaime Torres, Los Hermanos Carbajal, el Chaqueño Palavecino, Teresa Parodi y el Chango Spasiuk son otros nombres fundamentales de la música folklórica de ayer y de hoy.

Por otra parte, también los conjuntos folklóricos también tuvieron su auge, principalmente en los sesenta y los setenta, cuando brillaron Los Arroyeños, Los Calchakis, Los Cantores del Alba, Los Chalchaleros, Los Hermanos Ábalos, Los Fronterizos, el Dúo Coplanacu, Las Voces Blancas y el Cuarteto Zupay, entre muchísimos otros.

En esos tiempos, era difícil ver a un joven con una guitarra que no supiera tocar una zamba. Con los años fue decayendo el interés de los jóvenes por el folklore nacional.

Hasta hace poco tiempo, cuando ya entrados los noventa, una joven demostró a todos que el folklore no es asunto de ancianos: Soledad Pastorutti logró despertar el interés de grandes y chicos por la música folklórica, provocando un nuevo impulso de la música de raíces autóctonas, al que también se sumaron Luciano Pereyra y el grupo Los Nocheros.

Boleadas eran las de antes


Difícil es hoy día, con la pampa alambrada, cruzada de caminos y líneas férreas, imaginar una boleada de las de “antes”.
Estas décimas tratan de rescatar esta actividad uniendo datos que extraídos de diferentes libros y memorias he unificado en este relato.
Diversión para el gaucho en una primera etapa, al tomar las plumas del ñandú un valor importante, dado su requerimiento para adornar los sombreros de las damas y los penachos de los militares, hizo que el gaucho entre changa y changa realizara importantes boleadas como una manera de hacerse de algunos “patacones”.

pintura gauchesca con potreadoras montefusco
"Con potreadoras" - Carlos Montefusco

El gaucho nunca llevaba
las “bolas” en el recado,
cosa de verse apurado
de un tirón las desataba.
Es así que se colgaba
alguna que otra potrera
a más de las ñanduceras,
para tenerlas seguras,
una o dos en la cintura
y otras más en bandolera. 

Un buen boleador, primero,
elegía en el corral,
de seguro un animal
blando de boca y ligero.
Desechaba del apero
las prendas que no iba a usar
y ahí nomás iba acortar,
para afirmarse en el tiro,
media cuarta del estribo
que está del la’o de enlazar.

Ya con todo preparado,
encaraba el pastizal,
media rienda al animal
para no llegar cansado.
En el sitio señalado,
entre risas y aguardiente,
estaba toda la gente
esperando que un “puntero”
revoleara su sombrero
para partir de repente.

Convocados pa´ bolear,
y sin mediar seña alguna
armaban la “media luna”
y echaban a galopear.
Solo era cosa de arrear
gamas, ñanduces, venados,
que al sentirse atropellados
de semejante manera,
partían a la carrera
muy nerviosos y asustados
Gritos, espuma, sudor.
La pampa que se estremece...
Y entre la paja aparece,
el suri gambeteador,
detrás se escucha un fragor
y envueltos en “polvadera”
bestias y hombres en carrera
y en sus derechas, silbando,
el aire que iba cortando
las temidas ñanduceras.
Con tan solo una mirada,
el gaucho elige su presa,
y con notable destreza
las “bolas” son arrojadas.
Surcan el aire guiadas
por la experiencia que encierra
años de práctica y guerra
y dan contra el avestruz,
que con sus alas en cruz,
boleado, cae en la tierra.

Se detiene con presteza,
tira una pilcha a su lado,
de esta manera ha marcado,
la propiedad de la pieza.
A pura espuela regresa,
para algún último intento
y sudorosos, sedientos,
esos gauchos corajudos,
acaban medios desnudos,
cansados pero contentos.

Es al llegar la oración,
la señal para volver,
y de paso recoger,
lo que voleó en la ocasión.
Una picana, un alón,
todo vale, pesa o suma,
a más de un montón de pluma,
que con placer y alegría
cambiará en la pulpería
por todo lo que consuma.

 


Carlos Ernesto Pieske


19/8/14

El boyerito


pintura gauchesca carlos montefusco


EL “BOYERITO”, es en el campo el chico de los mandados y encargado de un sinnúmero de tareas, que aunque parezcan menores, no por ello dejan de ser importantes.
Juntar huevos, traer leña, dar de comer a las gallinas y cerdos, acarrear agua, son algunas de sus labores. En cuanto al tambo, es que da el inicio al traer a las lecheras hasta el corral, luego deberá largar los terneros, manear las vacas, apoyar y por último sujetar los terneros a la mano de la vaca.
Yo que he tenido la suerte de ser docente rural durante más de 30 años, los he visto y recibido en la escuela, cansados, con sus manitos curtidas por el frío y el trabajo, muchas veces mal dormidos, pero sin embargo con asistencia completa, claro, en la escuela era el único lugar donde se juntaba con otros chicos para algo tan importante como aprender: “jugar”.





“BOYERITO DE TAMBO”

Las tres de la madrugada,
fría mañana de mayo,
y el boyerito a caballo
ha comenza’o su jornada.
Blanquea todo la helada,
pero es guapo y no se queja,
la gorra hasta las orejas,
un ponchito remendado
y para el campo ha rumbeado
en su yegua mansa y vieja.

Es su trabajo primero
encerrar a las lecheras
que en fila por la tranquera
se acercan hasta el “chiquero”,
allí balan los terneros
toda la noche encerrados,
y en cuantito se ha bajado,
las maneas acomoda,
y como están duras todas
las soba en el alambrado.

Ahora le toca apoyar,
ya unas vacas ha maneado,
y los “guachos” que ha largado
van sus madres a buscar.
Un rato los va a dejar
que chupen bien los mamones,
ablandando los pezones,
y enseguida va y los ata
a la mano de la vaca
quedando allí a los tirones.

Y ya la gente tambera
Se acerca pa’ la ordeñada,
la gorra bien encajada;
medias hechas de arpillera,
zuecos de suela y madera
en lugar de la alpargata,
balde abollado de lata
y colgando a la cintura
el blasón de esta cultura
que es el banco de una pata.

El sol que viene asomando,
pinta naranjas y rosas;
la leche fluye espumosa
mientras la van ordeñando
y cuando están terminando,
el chico corre al galpón,
ya se trae de un tirón
los yuguillos, las pecheras
y las riendas y anteojeras
que deja en el carretón.

Dos pecheros trae un peón
que enseguida ata al carro
y así cargado de tarros
se va para la estación.
El chico cierra el galpón;
es cerca del mediodía;
y rebosando alegría
va a la cocina, contento.
Hoy... se ganó su sustento,
mañana será otro día.


Autor: Carlos Ernesto Pieske


15/8/14

Pequeña historia del mate (V y Final)


mate aldo sessa
Fotografía: Aldo Sessa

Ayer hablamos de los mates de calabazas y los de plata, los de maderas duras y los de cerámica, pero siempre el tiempo cambia las cosas y los gustos humanos, ayudados generalmente por motivos económicos, desde mediados del siglo XIX fueron sustituidos por otros materiales como el “peltre” y los metales blancos. Del mismo modo que en Inglaterra se fabricaban ponchos y chiripaes y como en Francia y Alemania se hicieron las imitaciones de las viejas monedas de plata, en latón, denominados “botones gauchescos”, para adornos de rastras y tiradores y también estribos, espuelas etc., también se comenzaron a fabricar mates de metal blanco, tomando como modelos los que se enviaban desde aquí.



mate vasco machado
Pintura: Vasco Machado
También los talleres europeos de loza y porcelana se dedicaron a fabricar mates que recordaban a los “cálices” de plata, con un decorado más romántico y con palabras en relieve como “Recuerdo”, “Amor”, “Amistad”, etc.
Sin embargo nada pudo desplazar en el gusto paisano la vieja y nunca tan preciada “calabaza”, en algunos casos con virolas de plata y algunas hasta con un pie del mismo metal.
Un párrafo aparte merece nuestro conocido jarrito, de una o dos manijas, de metal enlozado.
Terminado el tema de los mates, pero no agotado, hablaremos un poquito de las bombillas. Consideran los estudiosos del tema que las primeras bombillas fueron simplemente una cañita hueca, quizás incómodos por la cantidad de hojitas de yerba que dejaban pasar, se les tejía una especie de bolita de fibra vegetal entretejida, lo que hizo al brebaje más placentero de sorber.
Luego, en la época de los plateros lusitanos, que ya nombré, se comenzaron a fabricar las de plata, decorados los cañitos con bombitas del mismo metal, la parte que se introduce en el mate propiamente dicho se aplasto, haciéndoles una serie de pequeñas perforaciones que permitían el paso de la infusión, filtrándola a la vez. En algunas realmente costosas, se la remataba con adornos en oro, y hasta se las llegaron a curvar para, de paso, enfriar un poco el agua.

La bombilla de lata fue, durante muchísimos años, la bombilla del pobrerío. Cuando se rompían, por lo general la paletilla, continuaban su uso como conducto de los pabilos o mechas para que el gaucho fabricara sus lumines o candiles.

Folklore del Mate

pintura montefusco
"A de ser el patrón" - Carlos Montefusco
 Rodean al mate, refranes, relaciones, y cuentos de todo tipo.
“El mate de las Morales”, cuando se invita a alguien a “matear” y ese mate tarda se dice que es como el mate de las Morales.
Según cuentan en una esquina o cruce de dos caminos, en el medio de la nada pampeana, vivían tres mujeres, la madre con dos hijas, de apellido Morales. Deseosas de saber los chismes de la zona, cuando pasaba algún viajero lo detenían con la excusa de cebarle unos mates. Estos mates era el gancho de estas mujeres para preguntar y enterarse de los chimentos existentes, pero nunca lo llegaban a cebar, conocedoras de que el viajero, en cuanto tomara algunos reiniciaría su camino, dejándolas sin conversación.
El mate del estribo. Esta frase quedó en la historia y se lo usa, cuando se ceba el último mate a alguien que se está por marchar, sin embargo según se cuenta, surgió de una historia que cuenta que un “gauchito”, aburrido en un día domingo llega a una casa en donde luego de los saludos de rigor, es invitado a pasar a tomar unos mates. Quedó solo afuera aflojando la cincha de su caballo cuando vio colgados del palenque un hermoso par d estribos de plata, Como dice el refrán: “La ocasión hace al ladrón”, viéndose solo, se sintió tentado y escondió los estribos entre los cueros de su recado.
Pasó a tomar unos mates, pero nerviosos e incómodo por la acción cometida, pronto apuró su despedida, cuando había montado en su caballo para irse, la dueña de casa se acerca y alcanzándole un mate le dice: “Tome, para el estribo”, el gauchito se creyó descubierto y sacando lo robado de entre los cueros los tiró en el suelo agregando: “No doña, si jue jugando”, y castigando su caballo se perdió campo afuera.

Y para terminar, un pedido que me hicieron quienes siguieron estas notas: El lenguaje del mate.


 
Mate amargo: Indiferencia
Mate dulce: amistad
Muy dulce: Hablá con mis padres
Mate frío: Desprecio
Con toronjil: Disgusto
Con canela: Ocupa mis pensamientos.
Con azúcar quemada: Simpatizo contigo
Con cáscara de naranja: Ven a buscarme
Con té: Indiferencia
Con café: Ofensa perdonada
Con melaza: Me aflige tu tristeza
Con leche: Estima
Muy caliente: Así estoy de amor por ti
Hirviendo: Odio
Lavado. Rechazo
Con cedrón: Consiento
Con miel: Casamiento
Tapado: Rechazo
Espumoso: Cariño verdadero
Encimado: Mala voluntad
Cebado por la bombilla: Antipatía
Con ombú: “Rajá de acá.”


Autor: Carlos Ernesto Pieske