15/8/14

Pequeña historia del mate (V y Final)


mate aldo sessa
Fotografía: Aldo Sessa

Ayer hablamos de los mates de calabazas y los de plata, los de maderas duras y los de cerámica, pero siempre el tiempo cambia las cosas y los gustos humanos, ayudados generalmente por motivos económicos, desde mediados del siglo XIX fueron sustituidos por otros materiales como el “peltre” y los metales blancos. Del mismo modo que en Inglaterra se fabricaban ponchos y chiripaes y como en Francia y Alemania se hicieron las imitaciones de las viejas monedas de plata, en latón, denominados “botones gauchescos”, para adornos de rastras y tiradores y también estribos, espuelas etc., también se comenzaron a fabricar mates de metal blanco, tomando como modelos los que se enviaban desde aquí.



mate vasco machado
Pintura: Vasco Machado
También los talleres europeos de loza y porcelana se dedicaron a fabricar mates que recordaban a los “cálices” de plata, con un decorado más romántico y con palabras en relieve como “Recuerdo”, “Amor”, “Amistad”, etc.
Sin embargo nada pudo desplazar en el gusto paisano la vieja y nunca tan preciada “calabaza”, en algunos casos con virolas de plata y algunas hasta con un pie del mismo metal.
Un párrafo aparte merece nuestro conocido jarrito, de una o dos manijas, de metal enlozado.
Terminado el tema de los mates, pero no agotado, hablaremos un poquito de las bombillas. Consideran los estudiosos del tema que las primeras bombillas fueron simplemente una cañita hueca, quizás incómodos por la cantidad de hojitas de yerba que dejaban pasar, se les tejía una especie de bolita de fibra vegetal entretejida, lo que hizo al brebaje más placentero de sorber.
Luego, en la época de los plateros lusitanos, que ya nombré, se comenzaron a fabricar las de plata, decorados los cañitos con bombitas del mismo metal, la parte que se introduce en el mate propiamente dicho se aplasto, haciéndoles una serie de pequeñas perforaciones que permitían el paso de la infusión, filtrándola a la vez. En algunas realmente costosas, se la remataba con adornos en oro, y hasta se las llegaron a curvar para, de paso, enfriar un poco el agua.

La bombilla de lata fue, durante muchísimos años, la bombilla del pobrerío. Cuando se rompían, por lo general la paletilla, continuaban su uso como conducto de los pabilos o mechas para que el gaucho fabricara sus lumines o candiles.

Folklore del Mate

pintura montefusco
"A de ser el patrón" - Carlos Montefusco
 Rodean al mate, refranes, relaciones, y cuentos de todo tipo.
“El mate de las Morales”, cuando se invita a alguien a “matear” y ese mate tarda se dice que es como el mate de las Morales.
Según cuentan en una esquina o cruce de dos caminos, en el medio de la nada pampeana, vivían tres mujeres, la madre con dos hijas, de apellido Morales. Deseosas de saber los chismes de la zona, cuando pasaba algún viajero lo detenían con la excusa de cebarle unos mates. Estos mates era el gancho de estas mujeres para preguntar y enterarse de los chimentos existentes, pero nunca lo llegaban a cebar, conocedoras de que el viajero, en cuanto tomara algunos reiniciaría su camino, dejándolas sin conversación.
El mate del estribo. Esta frase quedó en la historia y se lo usa, cuando se ceba el último mate a alguien que se está por marchar, sin embargo según se cuenta, surgió de una historia que cuenta que un “gauchito”, aburrido en un día domingo llega a una casa en donde luego de los saludos de rigor, es invitado a pasar a tomar unos mates. Quedó solo afuera aflojando la cincha de su caballo cuando vio colgados del palenque un hermoso par d estribos de plata, Como dice el refrán: “La ocasión hace al ladrón”, viéndose solo, se sintió tentado y escondió los estribos entre los cueros de su recado.
Pasó a tomar unos mates, pero nerviosos e incómodo por la acción cometida, pronto apuró su despedida, cuando había montado en su caballo para irse, la dueña de casa se acerca y alcanzándole un mate le dice: “Tome, para el estribo”, el gauchito se creyó descubierto y sacando lo robado de entre los cueros los tiró en el suelo agregando: “No doña, si jue jugando”, y castigando su caballo se perdió campo afuera.

Y para terminar, un pedido que me hicieron quienes siguieron estas notas: El lenguaje del mate.


 
Mate amargo: Indiferencia
Mate dulce: amistad
Muy dulce: Hablá con mis padres
Mate frío: Desprecio
Con toronjil: Disgusto
Con canela: Ocupa mis pensamientos.
Con azúcar quemada: Simpatizo contigo
Con cáscara de naranja: Ven a buscarme
Con té: Indiferencia
Con café: Ofensa perdonada
Con melaza: Me aflige tu tristeza
Con leche: Estima
Muy caliente: Así estoy de amor por ti
Hirviendo: Odio
Lavado. Rechazo
Con cedrón: Consiento
Con miel: Casamiento
Tapado: Rechazo
Espumoso: Cariño verdadero
Encimado: Mala voluntad
Cebado por la bombilla: Antipatía
Con ombú: “Rajá de acá.”


Autor: Carlos Ernesto Pieske

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