6/6/14

La Topada


eleodoro marenco - indio
Pintura: Eleodoro Marenco






A los tientos el plumudo
(un macho grandote y viejo)
venía un capitanejo
indio grandote y porrudo,
en un overo clinudo
yena de sangre la panza
traib'arrastrando la lanza
qu'enderezó al enfrentarme,
chipiándole entre el mirarme
una luz, que nu era mansa.

Es que hace un tiempito atrás
cuando'staba de milico
escuché su chancho pico
haciendo de lenguaraz;
discutimos áhi nomás
y áhi nomás lo atropeyé,
-¡indio sucio!- le grité-
-¡quién sos p'andarme putiando!
y de sable revoliando
de un planazo lo acosté.

 
El infiel no se olvidó
de lo que mi ación le hacía
y dende ese mesmo día
creo... que me la juró,
marcao a juego quedó
mi planazo en su memoria,
pues colijo qu'en su historia
una gran mancha dejé
esa vez que lo bajé
entre tantas, de su gloria.

 
Me había bombiado yá
deseguida lo alvertí...
y el soltó: -"marí marí"
"ta coití-pichí huincá"- *(1)
respondí: -"cómo le vá"...
y me le quedé cayao,
venía medio cansao
renegando del solazo
que me aplastaba'l picazo
todito en sudor bañao.

 
Él, con las clinas jugaba
del tuse del mancarrón,
pero toda su atención
en lo que yo hacía estaba;
quería hablar y no hablaba...
(ninguno'e los dos ni mú)
y arrancó -"Petú chumú
mná arrém tui anai...
cofqué y yerfé ñié laí
iló tuá imí ñandú... *(2)

 
Feicai*(3) - yo le contesté
mientras le sacaba el freno,
-"Entuavía'toy muy yeno
porque hace poco tumbié"-
Repitió: "Ñie laí yerfé" *(4)
pa'ver lo que le decía,
m'echó una mirada fría
que quería decir mucho
pero yo, escupiendo el pucho,
le dije que no tenía.

 
Vieran la cara del pampa
de que modo se cambió,
ya tampoco se cuidó,
de no mostrarme su trampa,
era la más viva estampa
que puede haber del rencor,
lo sacudía un temblor
que agatas disimulaba
mientras el pecho briyaba
por las gotas de sudor.

 
Ahí ví que nu iba a tardar
en comenzar la junción
y haciéndom'el tranquilón
empecé a desensiyar,
pa'que pudiera pastiar
largo el picazo lo até,
las yoronas me saqué
tirándolas p'al recado
cuando vide al indio apiado
muy serio, mirandomé.

 
La suerte que nos juntó
nos iría a separar...
el infiel m'iba a matar,
de nó, lo mataba yo,
creo qu'el así pensó
como también lo pensé,
en tanto m'encomendé
a Dios y a la Virgen junta
(pa'que me ayude la yunta)
y por fin... me santigüé.

 
El indio se decidió
buscando atorarme fiero,
me dentraba muy ligero
y... en la frente me cortó.
Una risa le bailó
ni bien me vido sangrao;
yo, lo peliaba confiao
esperando que aflojase
porqu'en cuanto se cansase
lo tendría a mi mandao.

 
Resoyando, sin un grito,
seguía un quite al puntazo,
y el pampa, pesao y guaso,
cada vez más livianito,
si reculaba un poquito
goloso me atropeyaba,
pero jamás se confiaba
sin dar ni pedirme alce
pues aunque le daba calce
justo a tiempo se frenaba.

 
Ya la cosa s'estiraba
sin sentir ni los abrojos...
cuando vide qu'en los ojos
la sangre me molestaba,
el infiel cuenta se daba
ucasión que aprovechó,
dos puntazos me tiró
errando'e casualidá,
ande oservé qu'en verdá
m'estaba cansando yo.

 
Pensé entre mí, ya verás,
y al tiempo d'ir reculando
figuré'star trompezando
como que no daba más...
lo creyó el indio nomás
y con eso se perdió,
a lo toro me cargó
pensando que me carniaba
sin saber que lo esperaba...
y solito s'ensartó.

 
Los ojos grandes abrió
a causa de la sorpresa,
y al sacudir la cabeza
algo'e sangre... gomitó...
hecho un arco se cayó
y así nomás lo dejé,
el cuchiyo le saqué
limpiandoló entre los pastos
y sentandomé'n los bastos
un güen cigarro me armé.

Al poco rato'e pitar
(sintiéndomé aún cansao)
tuve al picazo enfrenao
y terminao de ensiyar,
cuando estaba por montar
del overo me acordé,
volví, lo desensiyé
palmiándolo en el cogote...
y ya en el picazo, al trote,
de aquel lugar me alejé.




 * (1) "Buenas tardes, como está, cristiano chico o bajo"
(2) "qué anda haciendo con este calor amigo?. No tengo yerba ni pan. ¿No quiere comer carne de ñandú?"
(3) "gracias".
(4) "no tengo yerba".





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